lunes, 5 de abril de 2010

Francisco Ibáñez

(Barcelona, 1936) Dibujante y guionista de cómics español, «padre» de los célebres Mortadelo y Filemón. Francisco Ibáñez Talavera nació en Barcelona el 15 de marzo de 1936. El hecho de que ya desde muy pequeño tuviera una clara afición por los cómics quedó reflejado cuando a los siete años de edad publicó su primer dibujo en la revista Chicos, una publicación de historietas de aventuras destinada a lectores infantiles y juveniles, aunque fuera en la sección «Colaboraciones de nuestros lectores».

De amateur a profesional

Ibáñez, que siempre mostró interés y se declaró seguidor de autores como Escobar, Peñarroya o Franquin, empezó a trabajar como botones a muy temprana edad. Mientras dibujaba y empezaba a publicar sus primeras historietas como profesional en 1956 en revistas como La Rosa o Paseo Infantil, seguía trabajando en el Banco Español de Crédito, ya como oficinista.

A pesar de los consejos de su familia, que tenía muy claro que un trabajo en un banco en los años cincuenta era como ejercer de funcionario por la seguridad laboral y económica que representaba, Francisco Ibáñez decidió abandonar la oficina y ejercer a tiempo completo como guionista y dibujante de cómics.


Francisco Ibáñez

En 1957 empezó a colaborar en la ya popular Editorial Bruguera, empresa editora de «Zipi y Zape», «La familia Cebolleta», «Doña Urraca», «El reportero Tribulete» o «Don Pío», en la que hasta ese momento trabajaban historietistas como Escobar, Peñarroya, Conti, Cifré, Vázquez o Jorge, autores que consiguieron burlar la censura de la época con historias costumbristas y críticas, y que fueron el origen de lo que se ha dado en llamar Escuela Bruguera.

En realidad, tanto Ibáñez como otros autores que le acompañaron en la para ellos nueva singladura de Bruguera (Raf, Gin o Segura) se convirtieron muy pronto en imprescindibles, en parte por la decisión de algunos de los creadores ya citados de abandonar Editorial Bruguera para fundar su propia empresa y editar sus propios tebeos.

Mortadelo y Filemón

En la conocida como «época dorada» de la historieta en España, Ibáñez empezó dibujando chistes y algunas historietas sin personaje fijo, hasta que en 1958 se le ocurrió crear a una pareja de detectives privados muy particulares, a los que bautizó como Mortadelo y Filemón.

Publicada inicialmente en la revista Pulgarcito, «Mortadelo y Filemón» fue al principio una especie de parodia de Sherlock Holmes y el Dr. Watson, incluida parte de la indumentaria de los mismos, pero muy pronto abandonaron sombrero de fieltro y pipa y tomaron la forma y los ropajes por lo que son reconocidos hoy en día: camisa blanca y pantalones rojos para Filemón; levita negra hasta el cuello para Mortadelo.


El Súper, Filemón y Mortadelo

El esquema básico de la personalidad de los dos investigadores fue, en esencia, el mismo desde sus inicios: Filemón era, en teoría, el jefe y responsable del dúo, aunque le podía más su buena voluntad que su acierto y acabara siempre recibiendo los más sonoros tortazos por culpa de su compañero; Mortadelo era el personaje con una personalidad más marcada desde el principio; listo, hábil y rápido con los disfraces, era el elemento que provocaba los gags y que casi siempre acababa perseguido por su «amado jefe».

Personajes icono

La serie fue muy bien recibida por los lectores casi desde el principio, pero fue en 1969, con el nacimiento de la revista Gran Pulgarcito y la iniciativa de publicar por entregas historias largas (sus aventuras hasta entonces eran de una o dos páginas), cuando Mortadelo y Filemón empezaron a convertirse en el mito popular que son hoy en día.

Su primera historia larga, El sulfato atómico, muy bien planificada y dibujada, confirmó a Ibáñez como autor de éxito, al tiempo que inauguró la Colección Olé de Bruguera. A partir de ese momento, Mortadelo y Filemón se hicieron definitivamente con el favor de los lectores de todas las edades, y su serie recibió en 1969, 1974, 1975 y 1976 el Aro de Oro a los personajes infantiles más populares.

Una clara muestra del espectacular éxito de la serie fue el nacimiento en 1970 de la revista Mortadelo, a la que seguirían otras publicaciones como Mortadelo Especial, Mortadelo Gigante y Súper Mortadelo. En aquel momento, Ibáñez ya había dotado a la serie de sus constantes más conocidas: Mortadelo y Filemón trabajaban para la T.I.A. (Técnicos de Investigación Aeroterráquea) a las órdenes del Súper, y tenían que soportar los estrafalarios inventos del Profesor Bacterio, responsable por otra parte de la calvicie de Mortadelo, víctima de uno de sus errores «tecnológicos». Ofelia, la secretaria del Súper, apareció algún tiempo después.

Pero la popularidad de Francisco Ibáñez no se cimentó exclusivamente en «Mortadelo y Filemón». Autor prolífico, Ibáñez creó varias series, entre las que destacan «La familia Trapisonda, un grupito que es la monda» (nacida en las páginas de El DDT en 1959); «13, rue del Percebe» (otra de sus series más conocidas, realizada con una gran riqueza de detalles y creada para Tío Vivo en 1961); «El botones Sacarino» (serie que fue adaptada para la televisión a fines de los años noventa y que nació, según Ibáñez, como fruto de su propia experiencia como botones, en las páginas de El DDT en 1963); «Rompetechos» (del que Ibáñez ha dicho repetidamente que es su personaje favorito y su álter ego, iniciada en Tío Vivo en 1964), y «Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio» (Tío Vivo, 1966), entre muchas otras.

El cierre de Bruguera

Ibáñez trabajó simultáneamente en varias series, con una dedicación especial hacia «Mortadelo y Filemón», hasta que en 1985, un año antes del cierre de Editorial Bruguera, y por desavenencias con la dirección de esta empresa decidió buscar otra editorial en la que publicar.

En aquel momento, y a la espera de lo que pudiera ocurrir con la propiedad de sus series, que contractualmente pertenecían a Bruguera, Ibáñez llegó a un acuerdo con Ediciones Grijalbo para crear «Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo», que, de alguna manera, mostraba una realidad social, y «7 Rebolling Street», un claro remedo de «13, rue del Percebe», que empezaron a publicarse en la revista Guai! y posteriormente en forma de álbumes.

Durante dos años, Ibáñez desarrolló estas series, hasta que en 1988 nació Ediciones B, que se hizo con todo el fondo editorial de Bruguera. Ediciones B e Ibáñez llegaron a un acuerdo y el creador de Mortadelo y Filemón regresó a los personajes que lo lanzaron a la fama, para quedarse ya definitivamente con ellos y concentrarse en la realización de nuevos álbumes. Los tiempos habían cambiado, e Ibáñez reflejaba los cambios sociales y políticos a su manera, en historias largas publicadas ya directamente como libros que parodiaban situaciones de candente actualidad.

Desde ese momento, Mortadelo y Filemón compartieron sus aventuras con personajes como Juanito Batalla (Juan Guerra), Rulfián (Luis Roldán) o con caricaturas de los políticos más importantes del momento, como Jordi Pujol, Narcís Serra, Felipe González o Pasqual Maragall. Igualmente, Ibáñez acudió a temas coyunturales, como parodias de películas, mundiales de fútbol, elecciones políticas, juegos olímpicos, el euro o sátiras de populares programas de televisión para ambientar las andanzas de los agentes de la T.I.A.

Ibáñez escribe y dibuja seis álbumes de «Mortadelo y Filemón» al año (ha publicado 150 títulos diferentes), y sus creaciones han sido adaptadas a otros medios, como los juegos para PC o los dibujos animados. El éxito del que han disfrutado en España Mortadelo y Filemón ha corrido parejo a su expansión internacional, ya que la serie se ha publicado en países como Alemania, Brasil, Portugal, Dinamarca, Italia, Grecia, Finlandia, Suecia o Francia. Y en 2003 llegó la película, una versión con actores de carne y hueso de sus personajes más conocidos.

Los agentes de la T.I.A. en imagen real

La gran aventura de Mortadelo y Filemón se estrenó en febrero de 2003 y en pocas semanas consiguió convertirse en una de las películas más taquilleras de la historia del cine español. Javier Fresser, su director, supo transmitir el espíritu de la serie en los cómics consiguiendo un verdadero «tebeo en imágenes» con la ayuda de su talento y de unos estupendos efectos especiales que reproducían perfectamente los tortazos, vuelos y carreras de los personajes de papel.

Parte del éxito de la película se debió, sin duda, a la estupenda caracterización que de Mortadelo y Filemón hicieron los actores Benito Pocino y Pepe Viyuela, respectivamente. La gran aventura de Mortadelo y Filemón incluyó, además, una aparición estelar de un convincente Rompetechos (interpretado por el actor Emilio Gavira) y un homenaje a la serie «13, rue del Percebe». El propio Ibáñez se mostró encantado con el resultado final de la película.

La ya larga trayectoria profesional de Francisco Ibáñez se ha visto reconocida en estos últimos años con el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona, que le fue concedido en 1994 y, más recientemente, con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2002. En 2003 Ibáñez continuaba dedicado en cuerpo y alma a escribir y dibujar sus álbumes de Mortadelo y Filemón y demostrando que seguía siendo uno de los autores de cómics más populares de todos los tiempos, como lo certificaba el hecho de sus obras siguieran figurando entre las más vendidas en la Feria del Libro de Madrid.

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